[... No es por empezar esta nota con una ingeniosa falta de respeto tanto hacia el analismo, precursor del deseo donde los hubiere, como hacia las deidades egipcias de nombre griego (ast). La intención es destronar o poner en cuestión, en lo íntimo y en lo público (ast), la propia capacidad de análisis basada en la objetividad y sustituir esta por la apreciación estética y visual (en cualquier caso y a primera vista un rango diferente de lo objetivo) de lo aquello que se ejecuta cuando se analiza, ante los ojos (ops_ojetes_ojitos) de los demás el trabajo en curso.
La fascinación por las pizarras llenas, y la fascinación por lo efímero de su ser físico... como polvo se van... se van.
Lo que queda, no aquí, son las huellas de un momento de intensidad, siempre loco, que late en los restos de tiza...]
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